Llevas toda la vida curando mal tu nariz taponada: este es el método correcto para usar el aerosol nasal #favoryto

A veces, las maneras más obvias de hacer las cosas no son las mejores. Esto se aplica a muchas cosas, pero puede ser especialmente importante tenerlo en cuenta cuando se trata de aplicarnos un medicamento, ya que el error puede tener consecuencias directas en nuestra salud.

Por ejemplo, un spray para la congestión nasal. Típicamente, cerramos uno de los senos, introducimos el spray por el contrario, apretamos y aspiramos. Luego repetimos el proceso en el contrario. Ahora, un estudio publicado en Scientific Reports señala que este método podría no ser el más eficaz.

El medicamento no llega a su objetivo

El autor del estudio, Saikat Basu, utilizó escaneos de narices reales para elaborar modelos en los que pudiera comprobar las dinámicas de diferentes posiciones del spray y diferentes técnicas de aplicación.

Para ello, además, hay que tener en cuenta que el objetivo del medicamento es la nasofaringe, la cámara en la que se unen las dos vías nasales, y no vías inferiores como podrían ser los pulmones o los bronquios.

Utilizando estos modelos y simulando el método típico de administración, el autor concluyó que esta estrategia tiende a enviar una buena parte del aerosol a los pulmones, donde no combate las causas de la congestión nasal.

Una técnica más eficaz

La pregunta que cabría hacerse a continuación, entonces, es qué método de aplicación podría mejorar esa efectividad logrando que una mayor cantidad del medicamento vaya a parar a la nasofaringe.

De nuevo, según los modelos de Basu, la mejor manera de evitar el flujo de aire (que es, al fin y al cabo, lo que se lleva las gotas hasta los pulmones) sería introducirlo en la nariz de manera casi horizontal, de manera que apunte hacia la propia cara. De esta forma, asegura, se multiplica la cantidad de medicina que llega a la nasofaringe por un factor de 100.

Un cambio en los sprays nasales

De todas maneras, el autor de este trabajo recuerda que será necesario replicar la experiencia en modelos físicos antes de poder emitir unas conclusiones lo bastante definitivas como para que, por ejemplo, se vean reflejadas en las instrucciones de este tipo de fármacos.

A lo que apunta, sin embargo, es a la falta de información que a veces puede rodear este tipo de productos, en los que el método de uso puede no estar correctamente clarificado por el fabricante, y en los que nuestras propias deducciones pueden provocar un uso incorrecto que disminuya su eficacia o, peor, traiga riesgos aparejados.