
Se cae la cortina blanca que escondía el escenario. Los murmullos se convierten en gritos y los aplausos estremecen el aire. Luego de la presentación de Kiara Franco y que la expectativa creciente del público, el astro boricua Chayanne se adentra en sus añorados clásicos, comenzando con “Torero”. Con su sonrisa y gozo contagiosos y sus ojos emocionados, da la bienvenida al “Desde el Alma Tour”, en el Palacio de los Deportes Virgilio Travieso Soto.
Se quitó la chaqueta y se adentró en “Humanos a Marte”. En “Dejaría todo”, tiró un beso al público y algunos corazones amenazan con detenerse. Pone su mano en su corazón, sus ojos delatando sus emociones; por unos segundos, no sabemos si está muy mal o muy bien. “Santo Domingo, qué bienvenida tan linda”, dice en gratitud al país vecino que lo recibió a los 10 años de edad y que ha sido testigo de toda su carrera.
El artista se unió a sus bailarines en una tras otra coreografía impecablemente montadas y ejecutadas. “Qué me has hecho” expone su ritmo, gracia, carisma y conexión con el público. Es difícil evaluar quién está disfrutando más, si él o su público. Con “Madre Tierra”, presenta a sus bailarines, quienes se lucen en cada número, como el siguiente: “Boom Boom”.
En esta noche, no hay distinción de edades. Señoras y jóvenes por igual susurran comentarios debidos e indebidos. Mientras se escucha la música, sus caderas no dejan de moverse. Cuando se apagan las luces, comparten sus adivinanzas y anhelos: ¡Vienen pantalones cortos, prepárense! ; ¡En boxers lo queremos!; Sin camisa. ¡Ay sí, por favor!, eran algunos de los comentarios de sus fieles.
Parecería que él puede escuchar sus voces y juega con sus propios comentarios frescos y actitudes “tímidas”, descubiertas y delatadas por sus ojos insinuantes y sus dedos que abren los botones de su camisa.
“Un siglo sin ti” inicia con un dueto impresionante, antes de aprovechar la “Fiesta en América” para bajar del escenario e interactuar más de cerca con sus fans. Antes de introducir “Palo bonito”, honra el merengue y a su madre, quien le enseñó a bailar; también felicita a todas las madres, en la víspera de su día. Qué energía perfora el aire mientras mueve su cabeza y Michelle toca la güira.
Una bailarina, con un vestido que baila por sí solo, entra al escenario con una coreografía contemporánea. Con sus movimientos y los de su pareja, todos sienten el vals antes de escucharlo. Luego de bailar con una niña que subió al escenario, Chayanne baila solo, con los brazos abiertos, luego de tocar su sien. “Imagínatelo”, son las palabras que no dice, pero que todos sienten. La audiencia abre los abrazos e imita sus pasos.
Sobre las escaleras, el momento más acústico. El escenario también se luce con cinco pantallas, escaleras iluminadas y luces que aparentan salir de cada esquina de la tarima, mientras presentan, “Sentada aquí en mi alma”, “Candela”, “Si la vida me permite”, ¿Y qué culpa tengo yo?”.
“Baila baila” interrumpe el momento y continua el sabor. Chayanne honra el ritmo dominicano con “Este ritmo se baila así” y no puede evitar vociferar, “¡Qué lindo!” antes de alejarse el micrófono y decir, “Gracias Papá Dios”. Después presenta a los músicos y honra por nombre a “quienes no están en el escenario, pero en la oscuridad están haciendo un trabajo excelente”.
Durante “Y tú te vas”, el escenario se disfraza de Nueva York, con rascacielos negros con luces amarillas que juegan con los destellos de su camisa. Agarra su corazón nuevamente, mientras sus ojos intentan no cantar junto a su voz. Todos extrañamos este momento aunque seguimos en él.
Entre canciones declara, “Qué placer, qué belleza y qué amor tan grandes. Eso se dice de corazón. En mi carrera nada se da por hecho”. El tiempo se acelera entre “Caprichosa”, “Choka choka”, “Salomé”, “Di que sientes tú” y “Provócame”. La voz de Chayanne sacude el aire por última vez: “Cuando quieran, me llaman, ¡que yo regreso!” Los tambores resuenan en cada pecho del Palacio. Los bailarines y los instrumentos danzan, cada uno en su forma particular. En el escenario, vuela una guitarra. Se encienden las luces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario