El presidente Danilo Medina extendió este jueves por 15 días más el distanciamiento social y la medida de toque de queda que vencía este viernes 3 de abril de 2020 a las seis de la mañana.
La medida emitida mediante decreto 142-20, forma parte de un conjunto de acciones que busca el gobierno para detener la cadena de contagio del COVID-19.
La reciente decisión ha generado mucha incertidumbre entre la población, así como la interrogante de: ¿cómo va a afectar en el estado de ánimo de las personas está nueva cuarentena?
El psiquiatra, Héctor Guerrero Heredia, explica que la reacción de las personas ante la nueva disposición, es el comportamiento normal de una sociedad frente a una situación de esta naturaleza. Destaca que se harán evidentes sentimientos de tristeza, angustia, opresión y tensión.
Aclaró que aquellos que desarrollan crisis de ansiedad y depresión, durante este periodo, son personas que tienen una predisposición genética y que anteriormente han presentado episodios relacionados a estas condiciones de salud mental.
“La realidad es que el ser humano se va acostumbrando a cualquier cosa, a lo bueno y a lo malo. Durante estos días los individuos han ido tomando conciencia. Nada ha sido de repente o abrupto. Todo ha venido poco a poco”, expresa.
Argumenta que realmente no hay que esperar una reacción patológica desde el punto de vista psiquiátrico, ni psicológico por las nuevas medidas. “Esa es la realidad científica en salud mental”, señala.
De su lado, Yenerva Pineda, psicóloga, manifiesta que la extensión del distanciamiento social y el toque de queda por 15 días más, trae efectos positivos, ya que es la mejor manera de combatir la propagación de la infección del COVID-19.
Sin embargo, puntualiza que no se puede ignorar la parte negativa, las que desencadena una serie de síntomas visibles y somáticos, que pueden repercutir en la salud mental tanto en quienes ya tienen diagnóstico como en personas psicológicamente sanas.
Pineda explica que dentro de los síntomas que puede causar el aislamiento no acostumbrado o por decisión propia, están: la ansiedad, depresión, baja autoestima, dificultades motoras, problemas de convivencia si el aislamiento es compartido, falta de control, entre otras.
“Los profesionales de la conducta recomendamos que, durante el aislamiento, las personas se tracen metas y objetivos fáciles de cumplir, llevar un horario establecido en su día a día para que al momento de culminar el mismo y regresar a la vida cotidiana normal este sea más fácil y hacer una agenda de actividades para su regreso al mundo exterior”, sostiene.

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