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lunes, 25 de mayo de 2020

¿Pedro Martínez y Randy Johnson como compañeros? Fue posible

Hace más de 30 años, los Expos hicieron un movimiento agresivo para adquirir a un lanzador estelar, con la mentalidad de “ganar ahora”. Así fueron los detalles: 25 de mayo de 1989.

Expos reciben a LZ Mark Langston. Marineros reciben: LD Brian Holman, LD Gene Harris y LZ Randy Johnson. El LD Mike Campbell fue enviado a Montreal el 31 de julio para completar el canje.

Johnson se convirtió luego en uno de los mejores lanzadores en la historia de las Mayores. Pero para entonces, nadie imaginó el valor de lo que estaban entregando. Era un espigado serpentinero de 25 años que venía de presentar problemas para mantenerse en Grandes Ligas, con tendencia al descontrol.

Luego de completado el cambio, Peter Gammons escribió en Sports Illustrated que los Expos consideraban a Harris el mejor de los tres serpentineros cedidos.

Dave Dombrowski, gerente general para entonces de los Expos, reconoció luego a USA Today que muchos veían a Harris y a Holman como mejores prospectos.

“Veíamos con buenos ojos a [Johnson]”, dijo Dombrowski, quien luego tuvo éxito como ejecutivo con los Marlins, Tigres y Medias Rojas. “Pero nadie imaginó que estábamos cambiando a un futuro Salón del Fama”.

Eso fue exactamente lo que hicieron. Pero en este momento, vale la pena preguntarse lo siguiente: ¿Qué hubiese pasado de no haberse dado ese canje”.

No es una pregunta descabellada y las repercusiones históricas serían enormes. ¿Habrían los Expos podido conquistar el ansiado título? ¿Johnson y el dominicano Pedro Martínez habrían conformado la mejor dupla de la historia?

¿Cómo el “Big Unit” se queda en Montreal?

Todo comenzó por Langston, quien era uno de los mejores abridores de Grandes Ligas en la década de 1980. Pero él y los Marineros – que no contaban con muchos recursos económicos bajo su propietario para el momento, George Argyros—no pudieron acordar una extensión de contrato.

Se sabía entonces que Langston sería un candidato a cambio, en un equipo de Seattle que aún estaba por tener su primera temporada con récord de .500. Parecía que los Mets obtendrían a Langston, pero Argyros vetó el cambio que supuestamente también hubiese enviado a Langston y a Jay Buhner a Nueva York por Howard Johnson, Sid Fernández y Kevin Tapani.

“Estábamos tan cerca como puedes imaginar a la hora de hacer un canje”, dijo el vicepresidente de los Mets, Joe McIlvaine.

Según el informe de Gammons, Argyros también acabó con un canje de tres equipos, que hubiese enviado a Langston a Toronto, al dominicano George Bell a Atlanta y a Al Leiter a Seattle. Hubo otras opciones de cambio que involucraron a los Dodgers, Medias Rojas y Reales.

Pero al final, todo se redujo a Nueva York (con una oferta actualizada) y Montreal. Los Marineros se inclinaron por la segunda opción, luego de que Langston rechazara una última oferta de extensión de contrato. Y Johnson se trasladó hacia el noroeste de los Estados Unidos.

Imaginen que algunas de las otras opciones de cambio se hubiesen concretado. Habría sido un desastre para los Marineros, que sin la temporada de Cy Young de Johnson en 1995 probablemente no habrían ido a su primera postemporada y vencido a los Yankees en la Serie Divisional de la Liga Americana – un triunfo que se piensa salvó el béisbol en Seattle. Como producto del destino, Johnson venció a Langston y a los Angelinos en el juego por el desempate de ese octubre.

Los Expos no hubiesen contado con buenas actuaciones de Langston, aunque eso no evitó que se quedaran cortos de la postemporada por 20ma vez en su historia de 21 años en aquel 1989. Pero a largo plazo, hubiese pagado enormes dividendos.

Es imposible saber qué hubiese pasado con Johnson en Montreal. Tal vez hubiera sido cambiado luego, sufrido una lesión importante o simplemente no se hubiese desarrollado como el lanzador que terminó de segundo en la votación por el Premio Cy Young de la Americana en 1993.

Pero presumamos que los Expos mantienen a Johnson y éste tiene la misma carrera que tuvo.

La campaña de los Expos de 1993 llegó luego de años de decepción, incluyendo su única experiencia de postemporada en 1981 y antes de la huelga de 1994 que acabó con cualquier sueño de playoffs. El equipo dirigido por el dominicano Felipe Rojas Alou de 1993 fue liderado por su hijo Moisés, Delino DeShields, Marquis Grissom, Larry Walker y John Wetteland. En el último año, antes de que Grandes Ligas expandiera la distribución de dos a tres divisiones, Montreal se terminaron a tres juegos de los Filis, líderes del Este de la Nacional.

Ahora, imaginen a ese equipo con Johnson, quien tuvo ERA+ de 135 en 255.1 entradas y WAR (Victorias por Encima del Reemplazo, por sus siglas en inglés) de 6.6, según Baseball-Reference. Ya Montreal contaba con un sólido cuerpo de lanzadores, pero a pesar de ello, sus primeros tres monticulares, el nicaragüense Dennis Martínez, Ken Hill y Chris Nabholz, tuvieron un WAR combinado de 7.1.

En otras palabras, no es difícil visualizar a Johnson subiéndose a la loma de la postemporada ese año con los Expos. A partir de allí, hubiesen tenido que vencer a los Bravos de 104 triunfos y luego enfrentar a los verdaderos campeones de ese año, los Azulejos de Toronto, en una Serie Mundial canadiense.

Los Expos quedaron dos juegos por detrás de los Dodgers en la carrera por el Comodín de la Liga Nacional en 1996. Sin embargo, no está claro si Johnson hubiese ayudado ese año a Montreal, porque sufrió una lesión en la espalda que lo limitó a 61.1 episodios con Seattle.

Randy-Pedro: Dupla mortal

Menos de cinco años después de que los Expos cambiaran al futuro Salón de la Fama antes de que alcanzara su potencial, adquirieron a otro en una situación similar.

Pedro Martínez no generaba una interrogante tan grande como Johnson. Antes de la temporada de 1992, el dominicano era el décimo mejor prospecto de todo el béisbol, según Baseball America. Al año siguiente, brilló como relevista con los Dodgers en su año de novato, pero Los Ángeles no estaba seguro si el diestro podía ganarse un puesto en la rotación y lo enviaron a Montreal el 19 de noviembre de 1993, intentando cubrir un vació en la intermedia con la adquisición de Delino DeShields.

“Nuestro cuerpo gerencial piensa que puede convertirse en un abridor estelar”, dijo Dan Duquette, quien había asumido el puesto de Dombrowski.

Estaban en lo correcto. El quisqueyano de 22 años fue una potencia desde el principio, y en sus primeras tres temporadas con Montreal fue una pieza estelar de la rotación. En 1997, Martínez alcanzó un nivel élite, liderando la Liga Nacional en múltiples categorías y conquistando su primer Premio Cy Young.

En este universo paralelo en el que los Expos hubiesen conservado a Johnson, ganado el Este de la Nacional (y tal vez más) en 1993, ¿igual hubiesen ido tras Martínez después de esa campaña? Tal vez no. E incluso si lo hubiesen hecho, ¿Pedro y Johnson hubiesen compartido más de una temporada recortada por la huelga? Nuevamente, la respuesta es probablemente no. En Montreal, Johnson quizás no hubiese firmado la extensión de contrato por cuatro años que lo mantuvo con Seattle más allá de 1994.

Pero no hay nada divertido en eso. PResumamos que los Expos adquieren a Martínez, mantienen a Johnson y ambos comparten dos puestos de la rotación al menos hasta 1997. El resultado de ese año representaría una de las mejores duplas de la historia:

Johnson (Seattle): 213.0 IL, 2.28 de efectividad, 197 de ERA+, 2.82 de FIP, 34.2 de K%, 8.0 de WAR

Martínez (Montreal): 241.1 IP, 1.90 de efectividad, 219 de ERA+, 2.39 de FIP, 32.2 de K%, 9.0 de WAR

Desde 1900, sólo seis parejas del mismo equipo –tres desde 1936—han producido al menos 8 de WAR cada uno. Dos de ellas fueron conformadas por Johnson y Curt Schilling con los D-backs en el 2001 y 2002. El último par con ERA+ por encima de 190 fueron Carl Lundgren y Jack Pfiester con los Cachorros de 1907. Apenas cinco duplas han ocupado el primer y segundo puestos en una votación del Premio Cy Young. Johnson y Schilling lo hicieron dos veces.

¿La mejor de la historia? Al menos estarían en la conversación, a pesar de que Martínez y Johnson tuvieron sus mejores campañas en Boston y Arizona, respectivamente.

Eventualmente, los dos ases serían compañeros. En el 2015, ambos ingresaron al Salón de la Fama en su primer año de elegibilidad, formando parte de uno de los mejores grupos de electos a Cooperstown, junto a John Smoltz y Craig Biggio.

A largo plazo

El efecto que hubiese tenido el hecho de que Johnson se quedara en Montreal es difícil de saber, pero es potencialmente inmenso. ¿Hubiese el “Big Unit” ayudado a que el béisbol se mantuviera en Montreal y no en Seattle? ¿Hubiese dado a parar en Arizona, donde hizo un esfuerzo impresionante para darles el título a los D-backs, evitando un cuarto campeonato seguido para los Yankees? E incluso, ¿hubiese sido cambiado Martínez a Boston, donde tuvo dos de las mejores campañas en la historia para un lanzador y a quienes ayudó a acabar con su histórica sequía de títulos?

La lista sigue y sigue, pero no hay certezas.

Pero algo sí está claro: Si ese cambio no se hubiera concretado hace 31 años, la historia del béisbol sería un poco diferente, según informó Andrew Simon de MLB.com.



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