Aunque la humanización de la asistencia sanitaria es un tema que lleva años copando noticias y titulares, en el último año y medio la pandemia ha puesto de manifiesto situaciones de deficiencia en el sistema así como la necesidad latente de revisar muchos procesos sociosanitarios. Unas deficiencias que afectan negativamente sobre el grado de humanización que existe con el paciente - que debe estar de forma real en el centro del sistema y con el que se debe contar en todo momento- pero también con los profesionales sanitarios, que necesitan sentirse valorados y cuidados para dar lo mejor de sí mismos y que todo ello repercuta positivamente en la calidad asistencial.
Preocupada por todo ello, hace cuatros años nacía la Fundación Humans, que recientemente ponía en marcha el primer Congreso Internacional Humans de Humanización de la Asistencia Sanitaria. Desde ella se aboga por una colaboración multidisciplinar que no solo implica a médicos, enfermeros y pacientes, sino también a otros profesionales como arquitectos, informáticos, voluntarios o mediadores en el objetivo común de ofrecer una atención más humanizada, empática, ética y comprometida. De todo ello hablamos en esta entrevista con la doctora Blanca Fernández-Lasquetty, presidenta del Comité Científico del Congreso.
¿Cuándo y por qué surge la Fundación Humans?
Humans nace en octubre de 2017, es una fundación sin ánimo de lucro y su objetivo principal es promover la humanización en todo el entorno sociosanitario. Entendiendo la humanización no solamente como el ser y estar con los pacientes sino en todo lo que es el proceso de atención a la salud. También es la humanización con los profesionales, la humanización desde los entornos, la humanización desde los procesos... Es todo lo que hace referencia a la atención a la salud: cómo podemos mejorarla para que realmente las personas sientan que están siendo acogidas y tratadas de una manera digna, con la mayor capacidad ética y en un entorno lo más favorable y amable posible para todos. Normalmente tendemos a entender la humanización como de los profesionales a los pacientes pero también va en todos los otros sentidos.
¿De qué manera trabaja Humans en pro de la humanización del entorno sociosanitario?
La Fundación está constituida por un presidente y seis patronos, entre los que nos encontramos diferentes profesionales - un médico, un fisioterapeuta, dos enfermeras y una farmacéutica- y un paciente. Entendemos que solamente con una visión interdisciplinar es como vamos a poder hacer una humanización en todo el entorno de la atención a la salud. Y para promover esta humanización desarrollamos diferentes proyectos en torno a la atención a los pacientes con determinados problemas de salud -por ejemplo psoriasis o salud mental-, o en determinados entornos como en un servicio de farmacia. Nos dirigimos a diferentes ámbitos de la humanización ya sea éste un proceso de enfermedad, un entorno sanitario o a un proceso en función del interés que haya en un tema determinado. Lo que procuramos es que no sea solo una declaración de intenciones sino algo práctico, donde pongamos sobre la mesa pautas para mejorar y humanizar, y definir siempre una serie de criterios o indicadores para que nosotros podamos medir que cuando llevamos eso a la práctica mejora la experiencia de la persona, mejoran inclusos sus parámetros clínicos y todo lo que es la atención a las personas ya sean estas pacientes o profesionales.
Señalan que una de las razones para organizar este congreso es que la pandemia nos ha hecho más conscientes de los déficits que existen en las organizaciones sanitarias.
A pesar de que pacientes y profesionales somos todos seres humanos trabajando con otros seres humanos vemos que en todo el proceso de atención a la salud se producen situaciones o estamos en entornos muy alejados de los aspectos más humanísticos. La pandemia lo ha puesto muchísimo más de manifiesto y, además, como nos ha cogido completamente desprevenidos a todos y desarmados hasta de equipos materiales lo que se ha hecho es blindar todas las instituciones por completo y eso ha pasado una factura enorme para pacientes y para profesionales. Porque, ¿qué mayor ejemplo de deshumanización que los pacientes se hayan tenido que morir solos en sus habitaciones sin que hayan podido estar las familias? Ha sido el ejemplo más terrible de lo que es la deshumanización. Y para los profesionales ha sido igual porque han estado desprotegidos y porque han tenido que estar y están todavía sometidos a una presión enorme que les está pasando una factura importante. Sin embargo, yo creo que hemos tenido la cruz pero también la cara porque, por otra parte, hemos tenido todos esos ejemplos de entrega y de compromiso, de tratar de estar con los pacientes lo máximo posible, tratar de acercarles a las familias, tratar que su entorno fuera lo más amable. Este congreso ha sido un espacio donde poder poner todo eso sobre la mesa y compartir lo que ha sido esta experiencia tan terrible. Hemos estado enfermeras, farmacéuticos, médicos, trabajadores sociales, fisioterapeutas, psicólogos... pero también arquitectos, mediadores, personas que trabajan en ONG, asociaciones y plataformas de pacientes y todos tenían mucho que aportar de forma activa.
El lema del congreso ha sido “La humanización, ciencia con corazón”. ¿Cuáles son los principales rasgos que caracterizan una asistencia sanitaria humanizada?
El lema lo hemos llevado totalmente a la práctica porque ha habido trabajos y estudios de investigación muy serios que han demostrado resultados buenos pero también mucho corazón porque hemos tenido paciente que nos han dado auténticas lecciones. Que nos han dicho que es lo que necesitan realmente de nosotros, porque muchas veces no es el tratamiento o que se les cure sino que les enseñemos a convivir y a integrar su proceso de enfermedad en su vida. ¿Qué tenemos que humanizar? En cuanto a los pacientes el que ellos sientan, perciban y se encuentren totalmente respetados no solamente lo que es el tratamiento y el diagnóstico sino que también se respete su esfera psicológica, su cultura, sus creencias, su entorno... El que se le trate de una forma integral. Para con los profesionales que sean respetados dentro de sus instituciones, que sean tenidos en cuenta para crecer, que sean reconocidos, que tengan espacios amables para trabajar al igual que los pacientes... Y luego, en todos los procesos desde que un paciente entra en un hospital y va teniendo encuentro con el sistema sanitario existen un montón de momentos en los que tenemos que mejorar. Se trata de hacer ese viaje del paciente para identificarlos.
¿Cuáles son las principales demandas de los profesionales para poder conseguir que la humanización de la asistencia sanitaria sea una realidad?
De forma reiterada en todos los proyectos que hemos hecho tanto los pacientes como los profesionales siempre hablan de que necesitan formación y capacitación para mejorar esas habilidades relacionales. De hecho, en el congreso lo hemos llevado a la práctica con cuatro talleres para el entrenamiento de las habilidades de comunicación, de crecimiento personal... Esas habilidades para la humanización tienen que empezar desde que los profesionales están estudiando. Reclaman que desde que comienzan sus carreras se entienda que la comunicación, la empatía, el trato personalizado y todo lo que son las habilidades para la humanización no son algo que se tenga o que no se tenga sino habilidades entrenables.
Por tanto, piden formación pero también menos rigidez en las instituciones ya que es complicado que a la gente le dejen innovar o hacer las cosas de una forma diferente porque las estructuras son muy rígidas. También piden que se les reconozca su trabajo y sus logros porque los pacientes son un número de habitación pero los profesionales también son ‘la enfermera de la planta tal’ o ‘el médico de la consulta x’. Y esto es importante para humanizar porque cuando una persona se encuentra bien en su entorno de trabajo, cuando son abiertos al reconocimiento y con objetivos claros a los que vaya toda la unidad todos se sienten mejor. Si los entornos son mejores los profesionales trabajan también de una forma más humanizada para con los pacientes.
¿Cómo se está trabajando todo esto desde las universidades?
En las universidades ya se está teniendo más de conciencia de que toda la formación y la mejora en lo que son habilidades relacionales impacta luego en la atención a la salud de las personas por lo que lo suyo es integrarlo en los currículum académicos. En la Universidad Europea de Madrid, por ejemplo, desde el primer año de enfermería y medicina trabajan la comunicación con los pacientes, la interprofesional y los entrenamientos de simulación clínica. Está demostrado con estudios como mejoran esas habilidades cuando las entrenas de una forma práctica y bien estructurada porque solo de esta forma podemos ponernos en la situación real. Y esto hay que hacerlo desde el primer curso. No podemos dejar que primero sea lo clínico y lo centrado en la enfermedad y después el resto de la persona. En la atención a la salud es tan importante la parte biológica y la parte clínica como el resto de la persona: su parte psicológica, su parte personal, su parte espiritual... ¿Qué es para ella la vida? ¿Qué significa en ella ese proceso de enfermedad?
Dan mucho peso a la opinión de los pacientes. ¿Cómo se les puede empoderar y qué se puede aprender de sus reinvindicaciones?
Tanto en nuestro patronato como en todos los proyectos que hacemos siempre hay pacientes en el comité porque creemos y estamos convencidos de que solamente a su lado vamos a ser capaces de saber lo que a ellos les importa, que les interesa y en qué tenemos que mejorar. Por ejemplo, hemos presentado hace poco un proyecto sobre la atención más humanizada en personas con dolor crónico y en los grupos focales con pacientes nos han dado pistas que nosotros no considerábamos tan importantes. Las personas con dolor crónico nos han dicho que ellas necesitan hablar de la muerte y los profesionales tratamos de evitar esos temas. Porque la persona que vive todos los días con dolor muchas veces se le pasa por la cabeza, la muerte para ellos es la única salida al dolor y necesitan que hablemos de que a lo mejor hay otras maneras para afrontar eso y les podemos ayudar con estrategias. Hasta que no hablas con ellos hay cosas que no las podemos entender. ¿Qué tenemos que hacer? Estar con ellos, escucharles, hablar con ellos porque solamente haciendo esto nos van a dar las claves para mejorar.
Les podemos empoderar además no tratando solamente de darles nosotros el discurso de ‘usted tiene que dejar de fumar, hacer ejercicio, usted tiene que andar...’ sino cómo integrar todo eso en su vida. El modelo de atención a la salud necesita ser cambiado porque nos centramos mucho en la enfermedad y en transmitir muchos consejos cuando la atención a la salud es algo mucho más amplio.
Uno de los campos donde reclaman una mayor humanización y empatía es en el de la salud mental. ¿Cómo es posible que sus protocolos estén tan poco actualizados?
La atención a la salud mental sigue estando cargada de estigmas y de condicionantes para todo el mundo. En los hospitales se sigue colocando las unidades de salud mental en la última planta, en el último lugar y con todo muy diáfano, cierto es que porque tiene que haber mucha seguridad, pero en estas unidades se presta muy poca atención a los espacios. ¿Por qué todas las unidades de pediatría son tan bonitas y no hay unidades de geriatría o de salud mental que sean igual de amables cuando lo necesitan tanto o más que los niños? Son cosas que no se tienen en cuenta cuando es algo que urge cambiar. Seguimos haciendo una atención muy biologicista, muy centrada en la enfermedad, y no en toda las necesidades completas de la persona. Cuando entendamos eso todo cambiará. Nadie puede ser un buen profesional si no es buena persona y detrás de todo profesional tiene que haber una capacitación científico-técnica fantástica pero sobre todo una buena persona. Y por supuesto, las buenas personas lo llevan en el ADN pero hay muchos aspectos que se pueden entrenar.
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