El ajuste de G. Soto en el relevo le recompensa con el All Star

Gregory Soto no contiene la emoción y es entendible. El domingo se le informó que estará en el Juego de Estrellas por primera vez y el relevista zurdo no guardó la apariencia.

“Es un gran logro para mí y mi familia”, dijo Soto a The Detroit News. “Desde que era niño, siempre he pensado en eso, y ahora es un sueño hecho realidad”.

Unas oraciones que pueden parecer repetidas, pero que describen lo complicado que puede ser conseguirlo. Los historiadores del béisbol dominicano coinciden en que desde Osvaldo Virgil en 1956 hasta Vidal Bruján el pasado miércoles han llegado a la Gran Carpa 831 peloteros con matrícula quisqueyana, entre nacidos en la isla y fuera. De ese grupo solo 109 han sido escogidos para asistir al All Star Game, es decir, el 13%.

Firmado por los Tigres en 2012 cuando tenía 17 años por un bono tan bajo que ni se ha revelado, el hainero Soto todavía hasta 2019 lanzaba mayormente como abridor, incluyendo sus primeros seis partidos en Las Mayores, ese año.

Pero a mitad de campaña en Detroit se decidió moverlo al bullpen y los números muestran que la decisión fue acertada. Esta campaña en 35.2 entradas tiene marca de 4-1 con efectividad de 2.78 con 11 carreras permitidas, 43 ponches y siete rescates. Su promedio de carreras limpias ajustadas es 58% por encima de la media de la liga y su FIP (defensa independiente del pitcheo) alcanza los 3.62.

Soto entró en esta temporada como un brazo polarizador en la pluma de Detroit. El potencial siempre ha estado ahí para Soto, pero sus dos primeras temporadas en las Grandes Ligas produjeron una efectividad de 5.36.

Sus problemas de control en 2021 ya no eclipsan su habilidad bruta para lanzar la pelota, y ha acumulado un WAR de 1.4 en solo 35 apariciones.

Unas habilidades terminadas que quedaron en evidencia el pasado invierno cuando Soto jugó un rol clave para ayudar a las Águilas a ganar la corona 22.