La tecnología al rescate: ¿pueden los móviles y otros aparatos ayudar a la búsqueda de personas desaparecidas? #favoryto

Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad registraron en total 16.528 denuncias de personas desaparecidas el año pasado. Según los datos del Sistema de Personas Desaparecidas y Restos Humanos sin Identificar, de esas denuncias 1.349 permanecían activas al finalizar el año, por lo que el 92% fueron resueltas durante 2020.

El papel de la tecnología en la búsqueda de las personas que han desaparecido es importante, ya que pueden suponer un final feliz para muchas familias. Tanta relevancia ha obtenido la tecnología en este aspecto que la Fundación Europea por las Personas Desaparecidas (QSD Global) realizó en 2018 un estudio para enumerar las facilidades que podían ofrecer en la búsqueda.

En la última década, el uso de smartphones y la integración de los datos en ellos se ha normalizado lo suficiente como para mejorar la precisión de las localizaciones. Según QSD Global, “incluso cuando la batería escasea o el teléfono se apaga”, se puede localizar un dispositivo gracias a las tecnologías NFC.

“La ciencia de los datos no solo es fundamental para la localización en tiempo real de las personas desaparecidas, especialmente en las primeras horas, sino también para la reconstrucción del comportamiento de esas personas y su entorno”, asegura la fundación.

A través de aplicaciones, es más sencillo conocer la ubicación de las personas desaparecidas. En España, existe ‘ALERTCOPS’ de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Aunque esta plataforma no esté específicamente creada para las desapariciones, puede resultar de utilidad en dichos casos, especialmente cuando hay menores de por medio.

¿Qué ocurre cuando pasan años desde que la persona desapareció, pero no han hallado su cuerpo? Aunque muchos casos acaben archivados, algunas familias y medios de comunicación se niegan a olvidarlos.

Hay situaciones en las que se recurre a modelos de fisionomía virtual para recrear cómo podría verse la persona desaparecida en la actualidad. Esto es lo que ha ocurrido con casos mediáticos como el de Madeleine McCan.

McCan era una niña británica de 4 años que en 2007 desapareció. El caso sigue abierto, aunque con menos agentes dedicados a buscarla, y la incógnita sobre si la pequeña sigue con vida sigue presente en la mente de sus allegados.

De seguir viva, tendría 18 años y sería muy distinta a aquella pequeña de 4 años. Por ello, un innovador algoritmo desarrolló un modelo hipotético de cómo sería su rostro a raíz de las imágenes que se conservan de 2007.

QSD Global está detrás de numerosos proyectos que apuestan por el uso de la tecnología para los casos de personas desaparecidas con enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer:

Según INVISIBLES, “entre las principales causas de desaparición de personas mayores de 65, se encuentran la desorientación, accidentes o la deambulación”. Con el apoyo de Sonae Sierra, QSD Global se ha encargado de enumerar una serie de consejos y protocolos de actuación para prevenir estas situaciones.

Entre las recomendaciones, se encontraban las conocidas como ‘pulseras de actividad’. Estos aparatos cuentan con GPS para localizar a los ancianos, con el fin de que, si se pierden, puedan encontrarlos rápidamente.

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