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domingo, 31 de octubre de 2021

Cómo educar a un gato desde cachorro para que tenga un comportamiento sano #favoryto

Los gatos son animales dotados de una gran inteligencia. Aprenden fácilmente, suelen acatar órdenes de forma muy rápida y, además, son muy pulcros con su higiene. Si los acostumbramos desde cachorros enseguida se amoldan a las normas de la casa pero para que desarrollen un comportamiento sano también es necesario que sus cuidadores les apoyen trabajando junto a ellos con grandes dosis de paciencia y constancia.

Antes de abordar el proceso educativo del gatito es importante recordar que los especialistas recomiendan no separarlo de su madre y hermanos hasta que al menos tenga dos meses de edad. Su madre, además de alimentarlo y protegerlo, desempeña un papel fundamental enseñándole hábitos sociales y de higiene a través de la imitación y el juego.

¿Cuáles son las primeras enseñanzas que el gato debe recibir para convertirse en un compañero de vida educado y feliz? Generalmente todas aquellas que van enfocadas a que no muerda a personas o rasque muebles, que haga sus necesidades en el lugar correcto o que no se suba o meta en lugares peligrosos de la vivienda. Vamos a descubrir algunas de las principales:

¿Cómo enseñar a un cachorro de gato a utilizar adecuadamente el arenero? Por regla general los gatitos utilizan el arenero casi de una forma intuitiva pero también conviene ponerle las cosas fáciles. Debemos elegir uno con fácil acceso para su pequeño tamaño, que sea lo suficientemente grande para que le resulte cómodo y mantenerlo siempre con la arena limpia para que no lo rechace.

Algunos recursos que funcionan:

- Podemos acostumbrarle a su presencia y a su uso llevándole a él con frecuencia, sobre todo, después de comer, a la hora de levantarse o después de una sesión de juegos.

- Mostrarle con la mano que se puede escarbar en la arena puede ayudarle a comprender cómo funciona.

- Si el cachorro hace sus necesidades de forma frecuente en otro lugar, traslademos el arenero a ese espacio.

- Cuando haga sus necesidades fuera del arenero es conveniente no reñirle ni gritarle. Lo ideal es recoger el excremento y ponerlo en el arenero para que vea cuál es su lugar correcto.

- Si el gato hace caca y no la entierra, usemos una pala con un poco de arena para que aprenda que debe taparla.

- Cuando el gato utilice el arenero de forma correcta reforcemos su actitud con buenas palabras y caricias.

El uso del rascador también es fundamental para una buena convivencia ya que evitará muchos arañazos innecesarios a los humanos así como sofás y otros muebles estropeados. Para el gato arañar es vital, forma parte de su naturaleza y le ayuda además a conservar en buen estado sus garras así que lo ideal es que cuente con algún rascador a su alcance, que además puede servirle como zona de descanso o de juegos. Este rascador podemos rociarlo con catnip - una hierba aromática con un gran poder de atracción para su olfato- para que tenga más ganas de acercarse a él.

Cuando nuestro gato arañe un mueble o algo que no deba, debemos cogerlo y trasladarlo junto al rascador. Esta es la manera de indicarle cuál es el lugar correcto que debe rascar. ¿Por qué es conveniente que el gato comprenda cuanto antes cuáles son los espacios que están permitidos? Porque así cuando sea mayor y tenga sus uñas y dientes completamente desarrollados tendrá un completo control de aquello a lo que no debe hacer daño.

Por naturaleza a los gatos les encanta jugar con las manos de sus cuidadores y pegarles mordiscos. Esto puede parecer divertido cuando sus dientes todavía son pequeños pero es conveniente que pierdan esta afición mientras son cachorros para que no se produzcan mordiscos mucho más peligrosos y molestos cuando sean adultos.

Existen varios los ‘trucos’ que pueden ayudarnos en este sentido. Entre ellos, acostumbrar al gato a utilizar determinados juguetes para este menester como las cañas de pescar. Como en el caso de los arañazos, no podemos evitar que el gato sienta ese instinto de morder pero sí podemos redirigirle para que siempre use los objetos adecuados.

Si cada vez que el gato nos muerde dejamos de jugar con él, de forma instantánea asociará rápidamente que esta actitud provoca el fin de la diversión. Por el contrario, si cuando muerde tendemos a sobreexcitarle creerá que le seguimos el rollo y continuará mordiendo manos y pies.

Mesas y encimeras de cocina, camas, incluso cortinas... son lugares muy apetecibles para cualquier felino dentro de una casa. Si queremos evitar que no se suba hay que ser firmes y constantes y bajarle siempre que lo haga. ¿La razón? Si unos días dejamos que esté encima y otros no el gato nunca entenderá que no queremos que se suba. Como método disuasorio extra, hay personas que pulverizan agua con un spray sobre el gato cada vez que se sube a un lugar que no debe.

Existen también otros espacios que resultan especialmente atrayentes pero a la vez peligrosos para los felinos como por ejemplo la cocina. El horno, la lavadora, los fuegos, utensilios como los cuchillos o husmear en la basura pueden provocar accidentes a los más animales más curiosos. En este caso, se recomienda no colocar sus recipientes de comida y agua en esta habitación para evitar que accedan.

A pesar de que lleva siglos conviviendo con el hombre, el gato es un animal nocturno por naturaleza. Para conseguir que descanse el mayor número de horas posible por la noche y que los demás también puedan conciliar el sueño conviene tenerlo muy activo durante el día, jugar con él todo lo que se pueda y no prestarle atención por la noche salvo que sea estrictamente necesario para que no lo interprete de manera confusa.

Los expertos en educación y comportamiento animal insisten en utilizar siempre la técnica del refuerzo positivo par educar al gato desde que es pequeño. Premiarle con palabras amables, caricias o alguna golosina siempre que muestre una conducta que nos agrada para que entienda que eso es positivo y debe hacerlo.



Nunca castigarle o gritarle cuando muestre una conducta que no nos gusta. Muchas veces lo único que quieren es llamar la atención y esta actitud de enfado y castigo por nuestra parte les refuerza en sus intenciones. Lo ideal es ignorarle por completo durante al menos 20 minutos o media hora y evitar cualquier gesto de cariño o darle comida porque si lo hacemos puede considerar esto como un premio y acabar por asociar lo que ha hecho mal con algo positivo cuando no lo es.

Hay que tener siempre la misma reacción. Si se regaña al gato de distintas formas podemos crear confusión por lo que se debe utilizar siempre la misma palabra o frase. Basta con un simple “no” o “eso no se hace”. También son importantes los tiempos, si vamos a tener una conducta disciplinaria con él que sea inmediatamente después de haber hecho su ‘fechoría’ ya que de lo contrario no lo asociará con lo que ha hecho mal.

Tampoco hay que olvidar que un buen enriquecimiento ambiental del gato es fundamental para su educación y estimulación: ofrecerle juguetes para que desarrolle sus instintos de forma positiva, proporcionarle espacios para que pueda esconderse y descansar, dedicar tiempo a jugar con él y estimularle mentalmente...



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