Aunque es difícil de calcular porque muchas mujeres (el 54%) no lo consultan con el médico, se estima que una de cada 4 o 5 mujeres españolas (unos cinco millones) y un 27% de las europeas, sufren un sangrado menstrual abundante (SMA) o menorragia, un problema que puede condicionar mucho su calidad de vida. Se trata de una complicación muy frecuente, que representa alrededor de un tercio de las consultas ginecológicas, pero que, sin embargo, muchas mujeres siguen silenciando por considerarlo normal. Además de que no es normal y de que, en algunos casos, puede esconder patologías graves, existen muchas maneras de tratarlo para mejorar la vida de las pacientes.
¿Cuándo se considera que un sangrado menstrual es demasiado abundante?
Se considera que un sangrado menstrual es demasiado abundante cuando la sangre expulsada durante la menstruación es superior o igual a 80 ml, el doble de lo considerado normal. Sin embargo, como este parámetro es difícil de medir, se han establecido una serie de parámetros que pueden hacer sospechar de una menorragia. Estos son:
•Necesidad de cambiarse de tampón o compresa antes de las cuatro horas e incluso de ponerse protección doble a veces.
•Sangrado que se prolonga más de 7 días.
•Tener a menudo ciclos cortos (21 días o menos).
•Suele ir acompañado de dolor.
•Al realizar una analítica, es muy habitual que presenten anemia ferropénica. La anemia, a su vez, puede ocasionarles síntomas como fatiga o dolores de cabeza.
Estos síntomas pueden llegar a condicionar mucho la vida de las mujeres que los padecen, pues, además de las molestias físicas, repercute muy negativamente en su vida social y laboral, y suponen un importante gasto extra en productos de higiene femenina. Aunque se puede dar a cualquier edad, es más frecuente en las mujeres de más de 40 años, es decir, en los últimos años de su época reproductiva.
En cuanto a las causas, pueden ser diversas. La más común son los trastornos ovulatorios (en un 57%), pero también son comunes los pólipos uterinos (un 16%), los miomas (12%) o la adenomiosis -cuando el tejido endometrial se desarrolla en la pared muscular del útero- (5%). También pueden producir menorragia los problemas de coagulación o los tumores, entre otras causas. Hay casos en los que se encuentra la causa.
Tratamiento médicos no quirúrgicos para reducir el sangrado menstrual
Existen muchos tratamientos disponibles para tratar el sangrado menstrual abundante, desde los menos invasivos (farmacológicos) hasta los quirúrgicos. Dependiendo de la causa, se recurrirá a unos u otros.
Los tratamientos no quirúrgicos se recomiendan cuando no se han detectado problemas estructurales, y pueden ser o no hormonales. Entre los no hormonales, encontramos los clásicos AINEs (antinflamatorios no esteroides), como el ibuprofeno, el ácido mefenámico y el naproxeno, que tratan en dolor, la inflamación y el sangrado, pero no funcionan en todos los casos. Otros fármacos utilizados para tratar el sangrado abundante son los antifibrinolíticos (como el Ácido tranexámico),que pueden reducir hasta en un 50% el sangrado. Son los recomendados para mujeres que están en edad fértil y se quieren quedar en embarazadas. A menudo el tratamiento consiste en una combinación de ambos: AINEs y Ácido tranexámico.
En cuanto a los hormonales, encontramos anticonceptivos como la píldora, el anillo vaginal o el DIU, este último capaz de reducir el volumen menstrual entre el 62 y el 73%. Al tratarse de métodos que aumentan la posibilidad de padecer un accidente cerebrovascular, se recomienda usarlo con mucha precaución en mujeres mayores de 35 años. Estarían recomendadas, por tanto, en mujeres jóvenes que no quieren quedarse embarazadas en ese momento o en mujeres de más de 35 bajo estricta vigilancia médica.
¿Cuándo se recomienda una intervención quirúrgica?
Las mujeres con menorragia cuyo origen son problemas estructurales o que no responden a los tratamientos médicos, deben recurrir en muchos casos a la cirugía para tratar su problema. Estos son algunas de ellas:
•Extirpación de miomas o pólipos. Si la causa del sangrado es alguno de estos problemas, se pueden extirpar a través de sencillas intervenciones que apenas provocan molestias y son muy eficaces para controlar el sangrado.
•Ablación endometrial. Cuando los tratamientos médicos no funcionan y la mujer no desea tener más hijos, se puede recurrir a la ablación del endometrio, especialmente en casos de adenomiosis. Hoy día existen técnicas de segunda generación mucho menos invasivas y más rápidas, como la crioablación, las microondas o las Balones térmicos. La ablación del endometrio solo se recomienda en mujeres que no quieren tener hijos, pues, aunque el embarazo sería improbable pero posible, no sería recomendable al suponer un alto riesgo para la madre.
•Histerectomía. La extirpación del útero se recomienda solo en los casos en los que la mujer rechace o no responda a ninguno de los tratamientos anteriores, pues si bien es muy eficaz, se trata de una cirugía mayor con los riesgos que eso supone. Además de infertilidad, provoca un adelanto de la menopausia, con las implicaciones a nivel física y emocionales que conlleva.
Referencias
-Jorge Fernández Parra, Covadonga Álvarez López y , Sonia Martínez Morales. “Actualización sobre el sangrado menstrual abundante”. Revista oficial Progresos de Obstetricia y Ginecología de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO). 2020;63(2):68-80x.
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