El próximo 30 de junio se cumplen siete años del cambio de vida de más de seis mil personas, miembros de 1,787 familias que recibieron igual cantidad de apartamentos en el proyecto La Nueva Barquita, luego de padecer inundaciones durante décadas en La Vieja Barquita de Los Mina y Sabana Perdida.
Para muchos ha sido un cambio “del cielo a la tierra” porque disfrutan de viviendas dignas en un proyecto con casi todos los servicios que requieren para vivir, sin temor a las lluvias ni a las amenazas del río Ozama. Fue uno de los proyectos habitacionales más importantes del gobierno del expresiente Danilo Medina.
Ha sido un proceso de adaptación para muchos, aprender a convivir en edificios de apartamentos, con reglas disciplinarias, que algunos no acatan ni respetan a pesar de haber recibido orientación durante el proceso de construcción de su nuevo hábitat. El padre Gregorio Alegría es el presidente del patronato y según cuentan los moradores, hace todo el esfuerzo posible para que la gente esté en paz y con lo necesario para vivir.
En siete años ha habido inadaptados, bullosos, morosos, pero la mayoría ha hecho del proyecto un lugar de convivencia, de desarrollo personal y social. Para lograr la meta, el patronato que existe ha jugado su papel. El proyecto está ocupado casi en su totalidad porque al lugar fueron llevadas familias desalojadas de La Ciénaga y Los Guandules y parte de La Barquita Norte.
82 meses después sus habitantes hablan de una mejor vida, que los ha enseñado a exigir derechos para el mantenimiento de la paz y la buena convivencia. La Nueva Barquita es un sector con calles bien arborizada, sin basura visible debido a que cuentan con un sistema de contenedores y otros beneficios.
El ruido
Josefina Madé es una vieja líder que durante años vio inundarse su vivienda, trabajos en todo el proceso de desalojo y traslado y hoy disfruta de La Nueva Baquita. Cuenta que si se compara con la situación como vivían antes, ahora están bien, sin embargo, hay cosas que deben cambiar.
Una de sus preocupaciones y de los demás residentes es que, a casi siete años, ningún beneficiado del proyecto tiene su título de propiedad como se les prometió. Tampoco se ha terminado la escuela para el proyecto que, de acuerdo con moradores, ya tiene casi cinco años en construcción y no la terminan.
“Duramos siete años luchando para que nos pusieran una Fiscalía, nos la ponen y esta es la fecha que no se ha podido abrir, lo que nos han dicho es que está cerrada porque no se ha hecho un contrato de luz. Estamos llamando a la procuradora Mirian Germán a ver si ella, por favor se conduele, de La Nueva Barquita y ordena abrir la fiscalía”, indicó Madé.
Entiende que estarían mejor porque se podría controlar mejor el ruido que hacen vecinos con fiestas nocturnas los fines de semana y las carreras de motocicletas que no dejan dormir a la gente, a pesar de que hay guardias de la Armada y agente de la Policía Nacional.
“Tenemos al coronel Deschamps, que está haciendo su trabajo, está controlando un poco los ruidos y fiestas, pero muchas veces los envejecientes no pueden ni siquiera dormir porque imagínese que comiencen con un escándalo de música alta, pero cuando llega la Policía la gente no puede ya dormir y eso afecta la salud”.
No pagan el mantenimiento
A pesar de que los apartamentos, valorados en su momento en 1.5 millones de pesos, fueron regalados, mucha gente se resiste a pagar la cuota de RD$1,000 por servicios, equivalente a RD$35.00 diario.
José Manuel Encarnación, comunitario del sector, cuenta que no tienen la cifra de la cantidad de adquirientes que no pagan la cuota, pero entiende que son muchos.
“Yo mismo como comunitario les digo a ellos que traten de pagar, porque si se juntan cinco mil pesos, ya es más difícil pagarlos, hay muchas personas que están pagando, otros no. En cuanto al servicio de la basura la están recogiendo.
Otra demanda de los comunitarios es que haya más médicos en el centro de atención primaria que fue construido en el lugar y reveló que en el lugar no amanece ningún profesional de la medicina y cuando tienen una emergencia deben llamar al 9-1-1.
Educación para los niños de la Nueva Barquita
A Rafael Holguín, otro dirigente comunitario de La Nueva Barquita, le preocupa el tema de la educación y aunque cuentan con un liceo secundario, la escuela básica del proyecto tiene seis años en construcción, sin que se diga el motivo.
“Tenemos la escuela paralizada desde ese entonces el presidente Danilo Medina, vinieron, le hicieron un cariñito, pusieron una puerta de metal, trajeron una retroexcavadora, la pusieron ahí y luego se la llevaron y ya tenemos lo que va este gobierno sin escuela, no sabemos en qué se está invirtiendo el cuatro por ciento de la educación”, dijo.
Consideró que el ministro de Educación, Angel Hernández, en vez de invertir dos mil millones de pesos en el cambio de uniforme, que los destine a terminar las escuelas que están a medio construir. “Usted lo viste hasta de civil sin uniformes y el muchachito aprende, porque el uniforme no es que enseña al niño, es que no los mate el sol, que los profesores estén cómodos, que los niños tengan donde sentarse, que tenga desayuno porque un niño con el estomago vacío no puede asimilar”.
En este caso, el ingeniero encargado de la construcción de la escuela, Teonis Lapaix, afirmó que los trabajos no están paralizados y que se hizo un levantamiento para reiniciar los trabajos la próxima semana. Reconoció que la pandemia y el cambio de gobierno ha retrasado los trabajos.
Para los comunitarios, La Nueva Barquita es un gran proyecto que están dispuestos a defender y aseguran que, pese a algunos males, ahora viven en condiciones humanas sin miedo al río Ozama cuando llueve, pero esperan que se siga mejorando el hábitat y la convivencia.
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