El ente rector del fútbol dominicano, la Fedofútbol, y el Ministerio de Educación viven en un mundo paralelo. Los actores de ambos se pasaron décadas pidiendo aumento en la inversión y cuando la han conseguido su dirigencia máxima no ha tenido la capacidad de agotar un presupuesto, cierran en verdes, a pesar de que sobran las áreas que requieren de atención.
En 2023 la Fedofútbol tuvo un “superávit” de 31 millones de pesos y en 2024 llegó a 151.3 millones.
Si bien el balompié quisqueyano ha vivido el último lustro su época más doradas medido por resultados internacionales (en la mayoría de categorías y en ambas ramas) hay unos temas a nivel federativo pendientes que pueden crear una crisis.
Hay siete asociaciones (de las 32) que no están regularizadas, tampoco la asociación de jugadores, que ni siquiera estaban autorizadas para votar en las elecciones de hace un año. En 2024 no se conformaron seis comisiones y otras cinco, como la de auditoría interna y cumplimiento, no se reunieron.
La asamblea de este sábado en el COD promete ser volcánica. Se requiere de una modificación de los estatutos para corregir “inobservancias” de su edición de 2019; lo exige la Procuraduría General de la República para otorgar la categoría de ONG. Para ello se requiere de 31 votos.
Sin embargo, hay 19 asociaciones en rebeldía, que ya pidieron –sin éxito- una asamblea extraordinaria. Este grupo exige revisión de cuentas, explicación de cancelación de personal y está renuente a negociar. Poco agrada que desde la máxima instancia se les diga que las decisiones “vienen de la FIFA o Concacaf”. Toca estar a la altura para no desaprovechar este buen momento que atraviesa el fútbol.
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