La Liga de Verano se juega en una burbuja y con talento premium

La Liga de Verano Dominicana (DSL en inglés), que recesó en 2020 por la pandemia, se juega desde el pasado día 12 en una especie de semi burbuja, con 45 equipos y con un talento con escaso precedente.

Los jugadores, todos vacunados, están concentrados en las academias de los equipos y en la mayoría de casos ni siquiera los familiares podrán visitarlo durante un periodo de cuatro meses. El torneo finalizará en octubre con la serie regular de 72 partidos, sin postemporada.

Para muchos jugadores, sobre todo los Julio 2 de 2019, es la primera competencia profesional en que toman parte y han coincido con la clase que firmó a partir del 15 de enero pasado, cuando se abrió el mercado que debió comenzar hace un año.

Si cualquier usuario entra al sitio web de las Ligas Menores y abre un box score de los Nacionales en la DSL se topará con que Armando Cruz, a quien el equipo dio un bono de US$4 millones, figura de primer bate en los partidos. Igual ocurre con Pedro Pineda (US$2,5 MM con Oakland), Manuel Beltré (US$2,3 MM con Toronto) y Cristian Santana (US$2,9 MM con Detroit).

Eran jugadores que debieron firmar en julio de 2020, pero el COVID-19 lo demoró hasta enero pasado, lo que interrumpe su aterrizaje en Norteamérica.

“El primer bate es el que más turnos recibe y los equipos quieren que esos muchachos premium tomen muchos turnos para mitigar daños si los pueden mandar a Estados Unidos este año”, dijo a DL a una persona cercana a la industria. De hecho, un prospecto de esa clase 2021 que asistió a los campos de entrenamientos de su equipo no permaneció en Florida para evitar entrar en conflicto fiscal por su nula experiencia profesional.

Cuando el pelotero firmaba en Julio 2 con 16 o 17 años no jugaba en ligas oficiales sino hasta el siguiente año fuera del país. Si lo hacen en suelo estadounidense el Servicio de Rentas Internas le pedirá el 22% del dinero cobrado en el primer millón del bono y otro 37% por el resto.

Un hueco al que los equipos apelaban en el pasado para burlar el sistema era repartir el tiempo entre el circuito criollo y la “rookie nocturna”, la liga de novatos que se jugaba de noche antes de la reestructuración de la que fue objeto el circuito previo a 2021.