Estos son los problemas de salud asociados a tener menos sexo cuando aumenta la edad #favoryto

En las últimas décadas se ha hablado hasta la saciedad de los beneficios para la salud que tiene practicar sexo. Y es que la evidencia científica no para de arrojar datos sobre esta relación, así como del fenómeno contrario: la asociación entre la disminución en la actividad sexual y la aparición de problemas de salud.

Así, un grupo de investigadores ha publicado en el medio especializado Archives of Sexual Behaviour un artículo en el que investigan este asunto a partir de los datos presentados en el English Longitudinal Study of Ageing.

Dicha investigación se condujo sobre un grupo de 2577 hombres y 3195 mujeres mayores de cincuenta años, y entre otras cuestiones exploraba diversos parámetros relacionados con la actividad sexual de estas personas a través de cuestionarios autocompletados. El estudio duró cuatro años, y los encuestados contestaron a las mismas preguntas en 2012/2013 y en 2016/2017.

Así, a partir de estos datos, los autores del artículo encontraron que los hombres que habían reportado una disminución del deseo sexual en ese período mostraban un 41% más de probabilidad de padecer enfermedades limitantes crónicas, un 33% más enfermedades coronarias y una incidencia un 63% mayor de cáncer que aquellos que mantenían un mismo nivel de deseo sexual.

De modo similar, los hombres que habían experimentado un declive en la frecuencia de su actividad sexual también mostraban un incidencia un 69% mayor de enfermedades limitantes crónicas y una percepción un 47% peor de su propia salud, y los que afirmaban tener disfunción eréctil tenían mayores posibilidades de padecer cáncer (un 73% más) o enfermedades coronarias (un 129%) y, de nuevo, expresaban una peor percepción de su propio estado de salud (un 66% peor).

En las mujeres, por su parte, la disminución de las actividades sexuales se relacionó con un 29% más de incidencia de enfermedad crónica limitante, un 86% más de probabilidad de padecer enfermedades coronarias y un 104% más posibilidades de sufrir un ictus. Este último escenario se disparaba para las que reportaban incapacidad para sentir deseo sexual (136%).

Los investigadores tuvieron en cuenta numerosos factores que podían influir también en estos resultados, como la edad, el género, la etnia, el estado civil, el estatus socioeconómico, el consumo de alcohol, el consumo de tabaco, la actividad física que desarrollaban los participantes o la incidencia de síntomas depresivos. Teniendo esto en cuenta, encontraron que las relaciones que hemos señalado se mantenían.

A pesar de ello, y aunque los investigadores señalan que la disminución de la actividad y el deseo sexual deben ser tomados como factores de riesgo en la práctica clínica y la investigación futura, reconocen determinadas limitaciones. Por una parte, recuerdan que las conclusiones que han extraído son correlaciones entre datos, y la causalidad entre ellos no esta clara (de hecho, aventuran que posiblemente se den dos simultáneas; que los estados tempranos de las enfermedades provoquen la pérdida de calidad de la salud sexual y esto, a su vez, empeore la evolución de las enfermedades).

Por otro lado, y aunque el tamaño de la muestra es suficiente como para que las conclusiones se consideren significativas, los encuestados eran sólo ingleses, por lo que no necesariamente el estudio es extrapolable a otras áreas geográficas; también, señalan que el período de cuatyro años puede haber sido demasiado corto como para detectar otras asociaciones.

Finalmente, señalan que es importante que todos estos datos fueron extraídos, como hemos dicho, de cuestionarios autocompletados, lo que implica que las respuestas pueden no ser verídicas en todos los casos, algo especialmente plausible si tenemos en cuenta los tabúes que aún hoy rodean la salud sexual, mayores si cabe entre la población de más edad.

Sea como sea, argumentan, lo que es importante es que los profesionales sanitarios no olviden que los pacientes mayores también son activos sexualmente, y que su salud sexual puede tener importantes implicaciones en otras esferas.