Las Estrellas lideran con el pitcheo; Licey sufre por anemia ofensiva

A decir por el standing, en las Estrellas parece salir “casi” todo a pedir de boca y no paran de llegar las noticias que invitan al optimismo. Del lado opuesto, en el Licey no encuentran la tecla “enter” que el mundo asimiló en los 90 como señal de aprobación y directivos y afición comienzan a impacientarse.

Lo cierto es que el pitcheo verde (con efectividad puntera de 1.78) aparece como el responsable del primer lugar que ocupa el club, pero el azul es el segundo mejor (2.97). Pruebas de qué tan lejos y cerca están los equipos tras disputar sus primeros 12 de los 40 encuentros de serie regular.

Los orientales (8-4) lideran el torneo con el segundo mejor diferencial de carreras (+9), encabezado por Sócrates Brito y Eleuris Montero, el equipo fabrica 3,2 vueltas por choque y Radhamés Liz, Kutter Crawford, Edwin Uceta y Wirfin Obispo se la han gestionado para tolerar 2,5. Todo esto a pesar de que el equipo tiene la defensa con más errores (16), el que menos boletos recibe (30) y que menos extrabases logra (17).

Del lado opuesto, en el Licey la pólvora de la ofensiva se ha quedado en el freezer de los cinco estadios. Los azules tienen el promedio más anémico de la Lidom (.216, la liga batea .229), van empatados con las Estrellas en la menor manufactura de carreras (39) y se hunden en el sótano como el que menos hombres embasa (.273 cuando la liga logra .302).

De hecho, el equipo añil es el que menos hombres ha dejado en las bases (79, los Toros llevan 106). Vinnie Pasquantino (30-4, .161 con dos empujadas) no arrancó y se marchó lesionado, Arístides Aquino (19-3) luce falta de ritmo y los buenos contactos de Hanley Ramírez (36-9) no han sido capitalizados.

Así el equipo dirigido por Tony Díaz ha perdido ocho de sus últimos nueve partidos luego de ganar sus primeros tres. La grada pide movimientos urgentes.

Mientras las Águilas (7-5) han cedido la punta los Toros (6-6) mejoran con una racha de cuatro triunfos y el Escogido (6-6) se mantiene en un bolero que tranquiliza a Rodney Linares.

Félix Fermín hace malabares para administrar y sacar lo mejor de la abundancia de talento que la primera unidad supo capitalizar.

Rojos y azules chocan este viernes, en tanto que las Estrellas van a Santiago y los Gigantes a La Romana.