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domingo, 7 de noviembre de 2021

¿Tu perro no responde a tu llamada? Cinco consejos para enseñarle a acudir #favoryto

Acudir a la llamada de su cuidador es con toda seguridad una de las normas de conducta más importantes para cualquier perro y uno de los ejercicios que antes debe aprender tanto para su propia seguridad como para la convivencia cordial por ambas partes.

Su importancia es vital y conviene ponerse manos a la obra cuanto antes, si puede ser desde cachorro, para entrenarlo en esta tarea que debe priorizarse incluso a aprender a sentarse, a echarse o a no tirar de la correa. Lo fundamental, como siempre, es practicarlo con constancia, dedicación y seguir algunas pautas básicas, la inteligencia innata del perro hará lo demás.

Pero antes de ponernos manos a la obra con los ejercicios de aprendizaje conviene conocer los motivos por los que un perro puede ignorar la llamada de su dueño. Puede ocurrir tanto por factores relacionados con la educación del propio perro como por factores externos. Entre los más comunes están:

- Que el perro no haya aprendido todavía a reconocer su nombre de forma adecuada. Es fundamental que antes hagan este aprendizaje.

- Que el perro asocie su nombre con un estímulo negativo. Si utilizamos su nombre para regañarlo cuando no se comporte adecuadamente asociará ese nombre a un castigo o enfado de su cuidador. Por lo tanto, es vital no emplear su nombre cuando tenga un mal comportamiento. Lo idóneo es utilizar términos como “no” o “mal”.

- Que el perro acuda a la llamada en casa pero no fuera de ella por los estímulos que le rodean: otros perros, personas, lugares... Esto refleja una pobre socialización del perro que hay que mejorar.

- A los perros nerviosos, hiperactivos o que tienden a la sobreexcitación les será también más complicado concentrarse en responder a las llamadas de sus cuidadores.

- Puede ocurrir además que el perro responda a la llamada de forma habitual pero que se distraiga ante un entorno muy novedoso para él.

- Para empezar es fundamental utilizar siempre el nombre del peludo cuando hagamos la llamada y elegir una palabra (que siempre debe ser la misma) para realizarla. Lo mejor son los términos cortro como 'ven', 'aquí' o 'here'.

- También es importante asociar esa llamada con estímulos positivos y premiarle con algo cada vez que responda con éxito. Por supuesto, no es necesario que sea un golosina. Ese refuerzo puede hacerse también a través de caricias, palabras o algún juguete. Intentemos, además, presentar el ejercicio de una forma lúdica, como si fuese un juego, para que al perro le resulte más atractivo.

- Los ejercicios para este aprendizaje deben iniciarse en casa, lejos de estímulos que puedan distraer la atención del can. Al menos deberían pasar una o dos semanas antes de ponerlos en práctica fuera del hogar.

- No asociar nunca su nombre ni la llamada con un estímulo negativo. Como ya hemos mencionado anteriormente, llamar al perro por su nombre para reñirle a continuación no es una buena idea ya que romperá la asociación llamada-nombre-premio en la que queremos trabajar. Tampoco es recomendable regañarle si acude tras varios intentos. Ese enfado puede provocar estrés y miedo en el perro y además provocará que acabe por asociar su nombre con sentimientos negativos que dificultarán que acuda a la llamada.

Muchas veces se tiende a pasar por alto, cuando el animal está con otros perros, olisqueando algo o entretenido con cualquier estímulo, que es probable que no acuda a la primera llamada. Los expertos recomiendan tener siempre presente cuál es el momento ideal para llamarle y no caer en el error de castigarle o reñirle si no responde de inmediato.

- Otro asunto a tener en cuenta es que los perros aprenden por asociación. Si el perro acude a nuestra llamada cuando estamos en el exterior y de forma regular lo cogemos por el collar o el arnés y nos lo llevamos a casa interpretará que la llamada significa retirarle del juego y de los estímulos. La llamada acabará por convertirse en algo que no le gusta. ¿Cuál es la solución? Llamarle varias veces antes de irnos y reforzarle de forma positiva para que no asocien ese “ven” con “te ato y se acabó la diversión”.

Por supuesto, si se percibe que a pesar de seguir esta rutina el perro continúa ignorándonos o muestra problemas de comportamiento se recomienda buscar la ayuda de un experto en etología o de un educador canino.



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