Quince estrategias que pueden ayudarnos a gestionar la frustración #favoryto

La frustración puede llegar a afectarnos hasta el punto de alterar nuestro funcionamiento habitual. A menor tolerancia a la frustración, las personas tienen también mayor dificultad para controlar las emociones, se convierten en seres más impulsivos e impacientes, tienen menor capacidad para enfrentar la espera, reaccionan de manera explosiva con ataques de ira o de tristeza extremos, poseen menor adaptabilidad, están más desmotivadas y pueden llegar a desarrollar cuadros de ansiedad o depresión ante las dificultades.

Sin embargo, existen diferentes estrategias psicológicas que pueden ayudar a las personas a combatir o reducir los efectos de la frustración. Estas son algunas de las recomendadas por los expertos:

- Principalmente, reconocer la emoción y los pensamientos que sobrevienen en el momento de frustración para reconducirnos a la calma. En este sentido es importante aprender a aceptar nuestras limitaciones como seres humanos que tienen fortalezas pero también debilidades. En el momento que sentimos frustración es muy habitual que se generen respuestas impulsivas que pueden tener consecuencias muy negativas, por lo que cuanto más conscientes seamos de la emoción más fácil va a ser recuperar la calma.

- Tomarse una pausa. Tras esa ‘bofetada’ que nos provoca una situación o hecho frustrante es importante hacer siempre una pausa para analizar la situación y buscar la mejor solución que nos haga volver a un estado de estabilidad emocional. No dejarse llevar nunca por la impulsividad del momento.

- Usar técnicas de relajación, como la respiración profunda o la meditación, son un maravilloso vehículo para conseguir estabilizarse y desactivar las respuestas impulsivas que suelen darse cuando una situación nos tensa fisiológicamente. A mayor práctica, mayor serenidad mental.

- Confianza en uno mismo. Ser conscientes de que todos tenemos habilidades y destrezas para combatir los momentos desagradables y las malas experiencias que pueden provocar las situaciones de frustración.

- Cambio de estrategia. Los expertos sugieren ver el fracaso como una aproximación al éxito y como una manera de analizar qué cosas debemos cambiar y mejorar para lograr nuestra meta o salir adelante.

- Realizar actividades agradables. Los especialistas recomiendan centrarse en actividades que ayuden a descargar las emociones desagradables y a conectar con las positivas. No como un elemento de distracción sino como un vehículo para bajar la intensidad de la emoción negativa y desde ahí analizar qué fue lo que pasó y lo que se puede hacer para cambiarlo.

- No verlo como algo personal. Hay que intentar ver las situaciones frustrantes como algo pasajero y no como ataques personales. Poner en funcionamiento toda nuestra inteligencia emocional para controlarlas.

- Anticipar escenarios y soluciones. Ante una situación que creemos puede ocasionar un resultado frustrante podemos buscar ideas o soluciones alternativas que nos puedan ayudar a manejarlo en un momento dado. Es recomendable tener otra opción (u opciones) que nos permita superar la frustración si el plan original no se concreta.

- Ser realistas y flexibles. Es decir, aceptar que hay cosas que están fuera de nuestro alcance, que no dependen de uno mismo y que pueden llegar a frustrarnos. Aceptar la frustración como parte de la vida y la incertidumbre nos va a ayudar a ser más ágiles en la construcción de alternativas cuando encontramos obstáculos en el camino.

- Recordar que nada es permanente y que la frustración, como todo en esta vida, también va a pasar. Es una emoción que muchas personas pueden sentir con gran intensidad pero que baja en la medida que seamos capaces de identificar lo que estamos sintiendo.

- Trabajar la autoestima. Quererse más a uno mismo ayuda a evitar situaciones que desembocan en estados de frustración.

- No ver solo el lado malo. Una situación frustrante que, sin embargo, hemos sabido manejar bien puede ser el mejor ejemplo para ser conscientes de la capacidad propia para encarar la adversidad y afrontar mejor las frustraciones del futuro. El mantra debe ser: 'si fui capaz de superar aquello y salir adelante, puedo con todo lo que venga ahora'.

- No acumular la frustración: siempre es mejor aprender a canalizarla. Contener la frustración puede llevar a conductas ‘bomba’ de agresión e ira. El camino no es guardársela ni acumularla sino encontrar la manera de hablar de ello con alguien de confianza.

- No intentar ser perfectos y aceptar que todos podemos cometer errores o fallar en un momento dado. Esto nos hace más adaptativos y nos aporta la humildad necesaria para seguir avanzando y superando obstáculos.

- Pedir ayuda cuando sea necesario. Si el nivel de frustración es muy alto y se llega a un callejón sin salida, los expertos aconsejan borrar la idea de que solo nosotros podemos resolver la situación y pedir el apoyo de un profesional de la salud mental.