¿Por qué necesitamos el cariño de otros para ser felices? #favoryto

Dice la RAE que el cariño es “la inclinación de amor o buen afecto que se siente hacia alguien o algo”. Se trata de un profundo lazo afectivo que puede manifestarse de muy diferentes formas y en muy diferentes grados: un amigo que está a nuestro lado en los buenos y malos momentos, los cuidados de una madre hacia su bebé, la entrega de una pareja...

Una de sus principales características es que se trata de un elemento de carácter social - algo que va dirigido hacia otra persona o ser, ya que también se puede sentir mucho afecto hacia un animal- y que, por tanto, no solo depende de uno mismo, sino que está ligado a la relación que tenemos con esa persona o ser.

Porque, ¿de qué depende el cariño que sentimos hacia alguien? Los expertos señalan que aunque muchas veces el ser humano da afecto sin esperar nada a cambio cuando no hay una reciprocidad es difícil que exista un estímulo psicológico que refuerce esta conducta. Ese cariño irá perdiendo fuerza para volcarse en otras personas o seres en los que sí encontramos esa afinidad afectiva.

También suele influir en el cariño la frecuencia con la que nos relacionamos con las personas o seres queridos aunque también es posible que ese vínculo, cuando es realmente sólido, pueda permanecer durante mucho tiempo aunque nos distanciemos o no las veamos tanto.

¿Qué efectos tiene el cariño sobre el ser humano?

Son muchos los beneficios que aporta a las personas el poder dar y recibir cariño. De hecho, diversos estudios han concluido que es una necesidad básica para el ser humano desde el mismo momento en el que nace, tan importante como el comer o el respirar: una ausencia de cariño durante la infancia puede provocar efectos negativos mientras que una persona que lo recibe tiene el camino abierto para convertirse en un adulto sano, feliz, empático y pacífico.

Estos son algunos de los principales:

- El cariño da sentido a la vida y beneficia el equilibrio psicológico.

- El sentirnos queridos por los demás aumenta la autoestima y proporciona seguridad en nosotros mismos.

- Refuerza la personalidad, sobre todo en etapas clave como la infancia y la adolescencia.

- Dar cariño a los demás nos hace sentir útiles y necesarios. También nos hace sentir bien con nosotros mismos al desarrollar una importante capacidad del ser humano.

- Ayuda a afrontar las diferentes dificultades que pueden surgir a lo largo de la vida, al sentirnos apoyados por aquellos que nos quieren y fomentar la comunicación.

- Las muestras de cariño más habituales como el abrazo nos ayudan a aliviar el estrés y la ansiedad. También disminuyen la tensión arterial y mejoran la memoria.

- Los abrazos también facilitan que se libere oxitocina, una hormona implicada en comportamientos relacionados con la confianza, el altruismo, la generosidad, la formación de vínculos, la empatía o la compasión.

Por lo tanto, sentir y recibir cariño es algo fundamental para nuestro correcto desarrollo emocional y cognitivo como seres humanos porque como seres sociales que somos necesitamos sentirnos parte del grupo y establecer nexos de unión con otras personas.

Necesidad de cariño en cada etapa

Infancia

Los expertos consideran que el contacto físico y el afecto recibido durante los primeros años marcan de una manera fundamental el posterior desarrollo del niño en su vida adulta. Un niño querido afrontará la vida adulta con mayor confianza en sí mismo, entusiasmo, seguridad y curiosidad. Es importante también que el niño no solo reciba afecto sino que sea capaz de dar muestras de afecto a los demás: familiares, amigos, animales e, incluso, objetos como juguetes. Un niño que no recibe cariño tenderá a ser más rígido, distante y propenso a trastornos ansiosos o depresivos en el futuro.

Adolescencia

La adolescencia es una etapa en la que las personas necesitan mucho cariño, ya que el joven comienza a relacionarse mucho más con sus iguales y comienza a dar forma a su propia identidad. Las experiencias pasadas pero también el afecto que reciba en estos años forjarán su personalidad y autoestima.

Madurez

Durante la etapa adulta cobran muchísima importancia las relaciones de pareja así como las vivencias afectivas que se desarrollan con la familia, amigos e hijos.

Vejez

En esta etapa en la que van disminuyendo las capacidades físicas y mentales, las muestras de cariño resultan fundamentales para sentirse querido, evitar la soledad y la depresión.