La falta de un acta de nacimiento actualizada fue el impedimento para que Máximo Bautista y Juana Rosario unieran sus vidas ante la ley. La pareja lleva 23 años en unión libre y nunca se imaginó que formalizar su relación “como Dios manda” se convertiría en una odisea.
República Dominicana es un país que cree en el matrimonio, pero las barreras para consolidar el mismo no son una ni dos, incluso las mismas autoridades son piedras en el camino para quienes buscan unirse por amor.
Todo inició el 22 febrero cuando Máximo asistió a la oficialía de la Junta Central Electoral en Santiago, donde reside, para solicitar un acta de nacimiento. Allí le informaron que no aparecía en el sistema y le dijeron que debía volver en 10 días. Al culminar ese tiempo volvió y le informaron que aún no estaba su acta, que volviera en 15 días más y lo mismo se repitió en otras dos ocasiones.
En total fueron cuatro intentos fallidos. Ante esta situación, Juana, madre de los tres hijos de Máximo, se presentó molesta y frustrada porque sus planes de matrimonio por la iglesia solo dependían de ese documento. “¡No nos vamos a poder casar, caramba!”, fue una de las expresiones de ella en la JCE de Santiago.
Cabe destacar que Máximo cuenta con cédula de identidad y una copia de su acta de nacimiento. En la última visita de Juana a la oficialía de la JCE en Santiago, las autoridades de este lugar le dijeron que su caso no les competía y que ellos debían ir a la Oficialía del Estado Civil de Cotuí, provincia Sánchez Ramírez, donde fue declarado Máximo.
El proceso que inició en febrero pasó a marzo sin avance alguno y la boda estaba pautada para el 29 de abril. El señor, que tiene 62 años, se dirigió un viernes a la Oficialía de Cotuí, donde le informaron que fuera el lunes con una copia del acta y 400 pesos, luego le comunicaron que el folio 04, acta 504, Libro 97, Año 1961 estaba destruido, por lo que debía dirigirse a Santo Domingo, donde debía estar un segundo libro.
Con esta información no solo el anhelo de casarse se puso en pausa, sino también los compromisos laborales de Máximo, pues tuvo que viajar a Santo Domingo en busca de su registro de nacimiento.
Al visitar la oficialía ubicada en la urbanización la Feria, del Distrito Nacional, el resultado fue que "el segundo libro" también está destruido.
Desde la Feria lo volvieron a enviar para Cotuí con un documento en el que se afirmaba que el segundo libro donde Máximo estaba inscrito tampoco existía, para que en la Oficialía de Cotuí procediera a solicitar una Reestructuración de Acta.
“Un juguete conmigo, como una bola de jugar basquetbol”, así describió Máximo su proceso para obtener un acta de nacimiento.
“Cuando fui a la Feria me dicen que el segundo libro está destruido también, que debo ir a construcción de acta, aquí me dijeron que no pueden hacer nada y me dieron un documento para que volviera a Cotuí para hacer una solicitud de reconstrucción de acta”, cuenta.
A solo 10 días de la boda, en Cotuí le crearon a Máximo un expediente con una certificación firmada y sellada donde se afirma que el libro no existe y se solicita la reconstrucción. El mismo fue depositado en la sede de la Junta Central Electoral de Santo Domingo, el 21 de abril.
Para agilizar el proceso, Máximo realizó el pago VIP del servicio (3 mil pesos) y le informaron que volviera el día 24 a buscar sus documentos para llevarlos nueva vez a Cotuí, pero ese día aún no estaban listos. Pasaron los días y los días, y Máximo llamaba cada uno de ellos para saber el estado de su caso. Primero, la respuesta desde el Departamento Jurídico era que estaba a la espera de una llamada para confirmar la información.
Pasó el día de la boda (29 de abril) y Máximo sin respuesta, como al principio. El 4 mayo el departamento de Registro Civil entregó el expediente para que Máximo continúe su odisea en Cotuí y ver si por fin le reconstruyen el acta de nacimiento... ¿Cuándo se podrán casar Máximo y Juana?
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