Así te daña el exceso de hierro: estos son los síntomas de la hemocromatosis #favoryto

Los seres humanos necesitamos ingerir regularmente una serie de sustancias y minerales para conservar nuestra salud y nuestra vida, pero como ocurre con todo, el exceso de estos elementos puede volverse dañino. Por ejemplo, cuando nuestra sangre porta demasiado hierro, se produce un trastorno que se llama hemocromatosis.

¿Qué es la hemocromatosis?

La hemocromatosis es, entonces, una enfermedad que se produce por un exceso de hierro en el cuerpo que se acaba acumulando en determinados tejidos (especialmente en el hígado, el corazón y el páncreas), lo que puede acabar provocando que fallen.

Puede ser primaria (un trastorno genético por el que el cuerpo no elimina el exceso de hierro correctamente) o secundaria (como resultado de talasemia, enfermedad hepática o transfusiones de sangre).

¿Cuáles son sus síntomas?

La hemocromatosis puede ser bastante difícil de detectar, por lo parecido de su sintomatología con la de muchas afecciones comunes. Sin embargo, hay algunos signos que pueden motivar la prescripción de pruebas diagnósticas (como análisis de sangre) que identifican claramente el trastorno.

Las manifestaciones comunes, en cualquier caso, pueden incluir dolor articular, dolor abdominal, fatiga, debilidad, diabetes, descenso de la libido, impotencia, insuficiencia cardíaca, insuficiencia hepática, cambio de color en la piel (a grisáceo o bronceado) y problemas de memoria.

En los casos de hemocromatosis secundaria, estos síntomas aparecen asociados a la causa primaria; en la hereditaria, no suelen ser notables hasta una cierta edad (normalmente, alrededor de los 40 años en los hombres y pasados los 60 en las mujeres).

¿Cómo se trata?

El principal tratamiento para la hemocromatosis es la extracción de sangre (sangría o flebotomía), de manera periódica. El procedimiento es esencialmente el mismo que en una donación de sangre, con aportación de suero si la tensión del paciente es demasiado baja.

Normalmente, el tratamiento se estructura en una fase inicial, con mayor extracción de sangre, y luego un tratamiento de mantenimiento a lo largo del tiempo con extracciones periódicas más espaciadas en el tiempo.

Este enfoque, normalmente, logra evitar la sintomatología y a prevenir las complicaciones graves. En algunos casos, incluso, no sólo detiene el avance de la enfermedad sino que puede llegar a revertirla.