Astenia primaveral infantil: así afectan los cambios de estación a los más pequeños #favoryto

No está reconocida como una enfermedad, sin embargo, un estudio realizado por la Fundación Alimentación Saludable en 2017 determinó que más de un tercio de la población (en torno al 37%) siente sus síntomas en la primera etapa de la primavera.

Los más comunes son la apatía, la pérdida de energía, el cansancio generalizado y la caída libre de defensas del organismo y al contrario de lo que muchos piensan, los niños también puede verse afectados por astenia primaveral dificultando sus relaciones sociales y académicas durante esta estación.

El gran inconveniente para detectarla en los niños es que al aumentar las horas de luz los más pequeños tienen más horas de actividad por lo que los padres pueden llegar a pensar que este cansancio y apatía se deba a una mayor exigencia en la actividad y rendimiento del niño.

¿Cuáles son los síntomas más habituales de esta astenia primaveral en niños? Los expertos señalan que produce signos claros en el pequeño, aunque en algunos casos no provoca ningún síntoma.

Los más frecuentes serían:

- Falta de energía y sensación de cansancio general.

- Cambios de humor sin motivo aparente. Por ejemplo estados de tristeza.

- Irritabilidad.

- Pérdida del apetito.

- Dificultad para dormir o problemas de sueño.

¿Pueden prevenirse o mitigarse estos síntomas?

Los especialistas aseguran que sí es posible. El estilo de vida que siga el pequeño es muy importante a la hora de reducir los síntomas de las astenia ya que las rutinas facilitan que su desarrollo físico y psicológico sea óptimo. Por lo tanto, establecer horarios fijos para comer, bañarse o ir a dormir ayudarán a su organismo a adaptarse a los cambios externos. Estas son sus principales recomendaciones:

Contacto con el sol

Es fundamental que el niño disfrute al aire libre en las horas de sol (siempre con la debida protección solar) para adaptarse lo antes posible a los cambios de horario y estación.

Practicar ejercicio físico

Aunque pueda parecer contradictorio porque el niño se siente cansado es recomendable que dedique al menos 30 minutos de ejercicio al día a hacer ejercicio físico, ya sean juegos en el parque o algún deporte. Esto va a favorecer la segregación de endorfinas en su cerebro, y por extensión, mejorará su estado anímico y le ayudará además a relajarse y dormir mejor por la noche.

Dormir las horas necesarias

Con el objetivo de que su organismo recupere cuanto antes el equilibrio hay que dejar que el niño duerma el tiempo que su cuerpo necesite. Los estudios indican que hasta los 18 años, los menores deben dormir una media de 9-10 horas diarias.

Beber muchos líquidos

Una buena y correcta hidratación también es básica para combatir la astenia a cualquier edad ya que de esta manera se combate la tensión baja que suele acompañarla. El niño debe beber mucha agua y también zumos que le aportarán, además, un extra de vitaminas.

Cuidar al máximo la alimentación

Otra regla de oro. Debemos preparar comidas con elementos que proporcionen energía y que sean ricos en fibra y hierro: los frutos secos, las legumbres, los plátanos… También se recomienda la ingesta de alimentos ricos en Omega-3, como el salmón o la trucha; y las frutas y verduras ricas en antioxidantes como las naranjas o los tomates. Lo ideal es que el niño coma cinco veces al día y que las cenas sean ligeras y se tomen dos horas antes de acostarse para favorecer el sueño.